viernes, 11 de enero de 2008

El tintorero enmascarado Hákim de Merv


Por Jorge Luis Borges


A Angélica Ocampo

Si no me equivoco, las fuentes originales de información acerca de Al Moqanna, el Profeta Velado (o más estrictamente, Enmascarado) del Jorasán, se reducen a cuatro: a) las excertas de la Historia de los jalifas conservadas por Baladhuri, b) el Manual del gigante o Libro de la precisión y la revisión del historiador oficial de los Abbasidas, ibn abi Tair Tarfur, c) el códice árabe titulado La aniquilación de la rosa, donde se refutan las herejías abominables de la Rosa oscura o Rosa escondida, que era el libro canónico del Profeta, d) unas monedas sin efigie desenterradas por el ingeniero Andrusov en un desmonte del Ferrocarril Trascaspiano. Esas monedas fueron depositadas en el Gabinete Numismático de Teherán y contienen dísticos persas que resumen o corrigen ciertos pasajes de la Aniquilación. La Rosa original se ha perdido, ya que el manuscrito encontrado en 1899 y publicado no sin ligereza por el Morgenländisches Archiv fue declarado apócrifo por Horn y luego por Sir Percy Sykes.

La fama occidental del Profeta se debe a un gárrulo poema de Moore, cargado de saudades y de suspiros de conspirador irlandés.

LA PÚRPURA ESCARLATA

A los 120 años de la Hégira y 736 de la Cruz, el hombre Hákim, que los hombres de aquel tiempo y de aquel espacio apodarían luego El Velado, nació en el Turquestán. Su patria fue la antigua ciudad de Merv, cuyos jardines y viñedos y prados miran tristemente al desierto. El mediodía es blanco y deslumbrador, cuando no lo oscurecen nubes de polvo que ahogan a los hombres y dejan una lámina blancuzca en los negros racimos.

Hákim se crió en esa fatigada ciudad. Sabemos que un hermano de su padre lo adiestró en el oficio de tintorero: arte de impíos, de falsarios y de inconstantes que inspiró los primeros anatemas de su carrera pródiga. Mi cara es de oro (declara en una página famosa de la Aniquilación) pero he macerado la púrpura y he sumergido en la segunda noche la lana sin cardar y he saturado en la tercera noche la lana preparada, y los emperadores de las islas aún se disputan esa ropa sangrienta. Así pequé en los años de juventud y trastorné los verdaderos colores de las criaturas. El Ángel me decía que los carneros no eran del color de los tigres, el Satán me decía que el Poderoso quería que lo fueran y se valía de mi astucia y mi púrpura. Ahora yo sé que el Ángel y el Satán erraban la verdad y que todo color es aborrecible.

El año 146 de la Hégira, Hákim desapareció de su patria. Encontraron destruidas las calderas y cubas de inmersión, así como un alfanje de Shiraz y un espejo de bronce.

EL TORO

En el fin de la luna de xabán del año 158, el aire del desierto estaba muy claro y los hombres miraban el poniente en busca de la luna de ramadán, que promueve la mortificación y el ayuno. Eran esclavos, limosneros, chalanes, ladrones de camellos y matarifes. Gravemente sentados en la tierra, aguardaban el signo, desde el portón de un paradero de caravanas en la ruta de Merv. Miraban el ocaso, y el color del ocaso era el de la arena.

Del fondo del desierto vertiginoso (cuyo sol da la fiebre, así como su luna da el pasmo) vieron adelantarse tres figuras, que les parecieron altísimas. Las tres eran humanas y la del medio tenía cabeza de toro. Cuando se aproximaron, vieron que éste usaba una máscara y que los otros dos eran ciegos.

Alguien (como en los cuentos de las 1001 Noches) indagó la razón de esa maravilla. Están ciegos, el hombre de la máscara declaró, porque han visto mi cara.

EL LEOPARDO

El cronista de los Abbasidas refiere que el hombre del desierto (cuya voz era singularmente dulce, o así les pareció por diferir de la brutalidad de su máscara), les dijo que ellos aguardaban el signo de un mes de penitencia, pero que él predicaba un signo mejor: el de toda una vida penitencial y una muerte injuriada. Les dijo que era Hákim hijo de Osmán, y que el año 146 de la Emigración había penetrado un hombre en su casa y luego de purificarse y rezar le había cortado la cabeza con un alfanje y la había llevado hasta el cielo. Sobre la derecha mano del hombre (que era el ángel Gabriel) su cabeza había estado ante el Señor, que le dio misión de profetizar y le inculcó palabras tan antiguas que su repetición quemaba las bocas y le infundió un glorioso resplandor que los ojos mortales no toleraban. Tal era la justificación de la Máscara. Cuando todos los hombres de la tierra profesaran la nueva ley, el Rostro les sería descubierto y ellos podrían adorarlo sin riesgo —como ya los ángeles lo adoraban. Proclamada su comisión, Hákim los exhortó a una guerra santa —un djehad— y a su conveniente martirio.

Los esclavos, pordioseros, chalanes, ladrones de camellos y matarifes le negaron su fe: una voz gritó brujo y otra impostor.

Alguien había traído un leopardo —tal vez un ejemplar de esa raza esbelta y sangrienta que los monteros persas educan. Lo cierto es que rompió su prisión. Salvo el profeta enmascarado y los dos acólitos, la gente se atropelló para huir. Cuando volvieron, había enceguecido la fiera. Ante los ojos luminosos y muertos, los hombres adoraron a Hákim y confesaron su virtud sobrenatural.

EL PROFETA VELADO

El historiador oficial de los Abbasidas narra sin mayor entusiasmo los progresos de Hákim el Velado en el Jorasán. Esa provincia —muy conmovida por la desventura y crucifixión de su más famoso caudillo— abrazó con desesperado fervor la doctrina de la Cara Resplandeciente y le tributó su sangre y su oro. (Hákim, ya entonces, descartó su efigie brutal por un cuádruple velo de seda blanca recamado de piedras. El color emblemático de los Banú Abbás era el negro; Hákim eligió el color blanco —el más contradictorio— para el Velo Resguardador, los pendones y los turbantes.) La campaña se inició bien. Es verdad que en el Libro de la precisión las banderas del jalifa son en todo lugar victoriosas, pero como el resultado más frecuente de esas victorias es la destitución de generales y el abandono de castillos inexpugnables, el avisado lector sabe a qué atenerse. A fines de la luna de rejeb del año 161, la famosa ciudad de Nishapur abrió sus puertas de metal al Enmascarado; a principios del 162, la de Astarabad. La actuación militar de Hákim (como la de otro más afortunado Profeta) se reducía a la plegaria en voz de tenor, pero elevada a la Divinidad desde el lomo de un camello rojizo, en el corazón agitado de las batallas. A su alrededor silbaban las flechas, sin que lo hirieran nunca. Parecía buscar el peligro: la noche que unos detestados leprosos rondaron su palacio, les ordenó comparecer, los besó y les entregó plata y oro.

Delegaba las fatigas de gobernar en seis o siete adeptos. Era estudioso de la meditación y la paz: un harem de 114 mujeres ciegas trataba de aplacar las necesidades de su cuerpo divino.

LOS ESPEJOS ABOMINABLES

Siempre que sus palabras no invaliden la fe ortodoxa, el Islam tolera la aparición de amigos confidenciales de Dios, por indiscretos o amenazadores que sean. El profeta, quizá, no hubiera desdeñado los favores de ese desdén, pero sus partidarios, sus victorias y la cólera pública del jalifa —que era Mohamed Al Mahdí— lo obligaron a la herejía. Esa disensión lo arruinó, pero antes le hizo definir los artículos de una religión personal, si bien con evidentes infiltraciones de las prehistorias gnósticas.

En el principio de la cosmogonía de Hákim hay un Dios espectral. Esa divinidad carece majestuosamente de origen, así como de nombre y de cara. Es un Dios inmutable, pero su imagen proyectó nueve sombras que, condescendiendo a la acción, dotaron y presidieron un primer cielo. De esa primera corona demiúrgica procedió una segunda, también con ángeles, potestades y tronos, y éstos fundaron otro cielo más abajo, que era el duplicado simétrico del inicial. Ese segundo cónclave se vio reproducido en uno terciario y ése en otro inferior, y así hasta 999. El señor del cielo del fondo es el que rige —sombra de otras sombras— y su fracción de divinidad tiende a cero.

La tierra que habitamos es un error, una incompetente parodia. Los espejos y la paternidad son abominables porque la multiplican y afirman. El asco es la virtud fundamental. Dos disciplinas (cuya elección dejaba libre el profeta) pueden conducirnos a ella: la abstinencia y el desenfreno, el ejercicio de la carne o su castidad.

El paraíso y el infierno de Hákim no eran menos desesperados. A los que niegan la Palabra, a los que niegan el Enjoyado Velo y el Rostro (dice una imprecación que se conserva de la Rosa escondida), les prometo un Infierno maravilloso, porque cada uno de ellos reinará sobre 999 imperios de fuego, y en cada imperio 999 montes de fuego, y en cada monte 999 torres de fuego, y en cada torre 999 pisos de fuego, y en cada piso 999 lechos de fuego, y en cada lecho estará él y 999 formas de fuego (que tendrán su cara y su voz) lo torturarán para siempre. En otro lugar corrobora: Aquí en la vida padecéis en un cuerpo; en la muerte y la Retribución, en innumerables. El paraíso es menos concreto. Siempre es de noche y hay piletas de piedra, y la felicidad de ese paraíso es la felicidad peculiar de las despedidas, de la renunciación y de los que saben que duermen.

EL ROSTRO

El año 163 de la Emigración y quinto de la Cara Resplandeciente, Hákim fue cercado en Sanam por el ejército del jalifa. Provisiones y mártires no faltaban, y se aguardaba el inminente socorro de una caterva de ángeles de luz. En eso estaban cuando un espantoso rumor atravesó el castillo. Se refería que una mujer adúltera del harem, al ser estrangulada por los eunucos, había gritado que a la mano derecha del profeta le faltaba el dedo anular y que carecían de uñas los otros. El rumor cundió entre los fieles. A pleno sol, en una elevada terraza, Hákim pedía una victoria o un signo a la divinidad familiar. Con la cabeza doblegada, servil —como si corrieran contra una lluvia—, dos capitanes le arrancaron el Velo recamado de piedras.

Primero, hubo un temblor. La prometida cara del Apóstol, la cara que había estado en los cielos, era en efecto blanca, pero con la blancura peculiar de la lepra manchada. Era tan abultada o increíble que les pareció una careta. No tenía cejas; el párpado inferior del ojo derecho pendía sobre la mejilla senil; un pesado racimo de tubérculos le comía los labios; la nariz inhumana y achatada era como de león.

La voz de Hákim ensayó un engaño final. Vuestro pecado abominable os prohíbe percibir mi esplendor... comenzó a decir.

No lo escucharon y lo atravesaron con lanzas.



Fuente: http://ar.geocities.com/elspamesmierda/Borges/borges-1935-El_tintorero_de_Merv.htm1

miércoles, 9 de enero de 2008

Arte Egipcio

Es imposible abordar totalmente todas las manifestaciones artisticas que se dieron en las antiguas civilizaciones asi que por eso he decidido abordar solamente dos, la egipcia y la mesopotamica. Ademas de la graco-romana de la cual hablare después. ¿Por que Egipto? Egipto fue la primera civilización que busco la inmortalidad, fue la primera en buscar conservar a toda costa el cuerpo y el arte para que permanecieran por toda la eternidad. Muchas de sus obras entre las que destacan pinturas, escultura y joyería sobrevivieron fue gracias a que sus antiguos dueños se enterraron con ellas en sus tumbas, buscando poder conservarlas en la otra vida. Aclaro pues de nuevo que esta historia a grosso modo se enfocara en el arte pictórico, el cual es el que he buscado rastrear y este presisamente se encuentra mucho en estas tumbas, pues nada mas importante para el egipcio que su paso a la otra vida ¿y por que no hacerlo representando lo que mas les gusta o lo que creen?.

La pintura del Antiguo Egipto fue eminentemente simbólica. Los egipcios se sirvieron de la pintura desde la epoca predinastica, no sólo para conseguir mayor realismo y belleza, sino para realzar el carácter simbólico de los temas representados, fundamentálmente, decorando los muros de templos y cámaras sepulcrales con bajorrelieves y estatuas, coloreando momias y ataudes, y embelleciendo rollos de papiro, vasijas y utensilios.



Ese grabado en la pared del siglo XV antes de cristo por ejemplo pretende representar un tema de la vida cotidiana, parecen ser dos mujeres bebiendo de alguna especie de esclava que les proporciona su bebida. La pintura obedece tal vez a la necesidad de hacer una historia visual y como dijimos anteriormente eminentemente simbólica y representativa y dejar un legado inmortal de sus costumbres a todos los que vinieran después de ellos. El avance tal vez es impresionante comparado a lo que fue el arte en la época prehistórica, teniendo en cuenta que los egipcios hicieron incluso de su forma de escritura un arte y un simbolismo etereo.

¿Tecnica?, esta era algo compleja y se puede decir que descubrimientos artisticos como la perspectiva aun no existian para los pintores humanos. Sin embargo podemos decir que la técnica pictórica de los egipcios fue un precedente de la pintura al fresco o tempera, ya que aglutinaban pigmentos naturales, extraídos de tierras de diferentes colores, que mezclaban con clara de huevo y disolvían con agua para poder aplicarlo sobre los muros, revestidos con una capa de revoco "seco" de cal. Los procedimientos fueron el fresco, el temple, el encausto y a veces también el esmalte en joyas, amuletos, escarabeos, estatuillas de respondientes y azulejos de revestimiento en muros interiores. Sus colores fueron vivos y variados en cada escena y las más antiguas pinturas que se conocen fueron polícromas, con colores planos.

¿Ingenioso no? pero bastante complicado y difícil para alguien de nuestra época ya que la pintura nos espera en el mercado o mejor aun tenemos este aparato electronico que nos facilita las cosas. Sin embargo es precisamente de admirar la forma en que este procedimiento llevo a que se dieran muchas grandes y dignas representaciones artisticas. Pues muy por ese estilo fueron las pinturas utilizadas por otras civilizaciones de la zona.



Esta pintura que vemos aqui es quizás una de las mas viejas que se conserva pues pertenece a alrededor del siglo XXVII antes de cristo ¡hace mas de 4500 años! y pertenece al periodo mas antiguo de la civilización Egipcia. La pintura fue encontrada en una tumba, la de la princesa Itit de la IV dinastía. En realidad es difícil encontrar la relación entre la pintura y la muerte de la princesa ya que esta consiste en dos escenas, la primera la de arriba es una caza de patos y las segunda es una representación de actividades de agricultura. Podemos darnos cuenta de que la síntesis de esta pintura es entonces un resumen de las principales actividades de obtención de alimento bajo las cuales sobrevivían los egipcios y por lo tanto sus principales ocupaciones (sin contar sacerdotes, constructores, esclavos, etc). ¿Como se relacionaba esto con la princesa?, no lo se, pero tal vez ella o alguien de su familia quizo que cuando despertara en el otro mundo recordara la forma en que vivía su pueblo tal vez para mostrarlo como el mas civilizado y digno de los dioses o tal vez para pedir una mejora en la cosecha o la caza, es difícil saberlo.

lunes, 7 de enero de 2008

La Numero 267


Ella miró el cielo estrellado, la cúpula celestial se alzaba imponente ante sus ojos, ¡cuantos universos!, ¡cuantos castillos de arena eran construidos en el cielo!, ¡cuantos seres de 8, 6 y hasta 7 patas habría en aquellos lugares!, cuestiones que nunca podrían ser resueltas, como el misterio de la metamorfosis de la mariposa. Ella era consciente de su pequeñez, era consciente de solo ser una soñadora que quería conocer todo lo que su pequeño cuerpo le permitía. Sus amigas y sus padres le advertían mucho que no traspasara los limites del frío cemento, por que si lo hacia correría peligros innumerables. Sin embargo la monotonía, el absurdo, el sistema en el cual había sido atada, que parecía un nudo gordiano la tenía cansada y aburrida. ¿Era este el verdadero sentido de la vida? ¿Ir una y otra vez por la misma carga?, ¡Que importaba!, solo quería conocer aquellos terrenos que se escondían detrás de la barrera de luz del cielo, quería traspasar el velo y encontrarse en un jardín lleno de hojas y flores, con un sol siempre radiante sobre su cabeza, un lugar lleno de enormes quesos, deliciosas carnes gigantes y alimentos de todo tipo que aun su fina mandíbula no había masticado y saboreado. Un sitio donde tal vez encontrara un amado que la consintiera y la hiciera feliz, alguien que siguiera su rumbo y con el cual pudiera visitar cada una de las orgullosas estrellas ¡que extraños secretos, paisajes y mundos estarían guardados en aquellos lugares!

- Eh tu ¡continua!- le grito furiosa su compañera

- Por favor, solo quisiera ver el cielo por un segundo mas, solo uno, antes de dormir…

- ¡Calla! Llegaremos tarde y nos regañaran, deja de ver las estrellas, ¿no es suficiente con tu verde entorno?- dijo indignada

- ¿Qué pasaría si te dijera que el poderoso sol no es verde y que la tierra que nos vio nacer tampoco?, entonces, ¿Por qué no tendría curiosidad por conocer miles de colores? ¡quiero que mis ojos se eclipsen de las tonalidades del mundo!- respondió como ensimismada

- ¡Tu y tus reflexiones! ¡nos meterás en problemas a ambas! ¡mejor sigue el Oporus!- dijo enojada la otra- ¡la carga se espera esta misma noche!

A pesar de todo mientras continuaba su diario recorrido, en que seguía el olor producido por el oporus para poder retornar a la fortaleza no podía evitar sentir una sensación de tristeza e impotencia, no podía dejar de sentir que subía una escalera para entrar en otra. Aquel sendero no la llevaba a ninguna parte, solo terminaría por llegar a aquel balcón donde finalmente desesperada decidiría tirarse solo para lograr un ultimo vuelo antes de caer en el abismo para ser una con la nada. ¿Y que pasaría si desapareciera?, seria un numero más que se va, un 267 (su numero) que seria fácilmente reemplazable, ¡que importaba!, si al final su vida no era mas que eso, un continuo devenir en beneficio de todos. Decidió no pensar en ello sino continuar, tal vez algún día bajaría él de las nubes con sus enormes alas y la sacaría de aquel horrible lugar, los había visto sobrevolar muchas veces por encima de la fortaleza, quería ser como ellos que podían desafiar el viento y alcanzar lo alto de las copas de los enormes árboles solo para vislumbrar lo que a sus ojos estaba vetado.

El camino seguía con obstáculos, logro pasar por encima de enormes piedras y la tierra mojada que tragaba a las desprevenidas, fue entonces cuando aconteció algo terrible. Mientras pasaba con su pesada carga, su compañera de al lado pareció gritar, todo sucedió en un parpadeo, una enorme masa negra callo del cielo justo por donde su compañera pasaba y la aplastó, inmediatamente se estableció el pánico general, todas huyeron en busca de refugio. Un Kirk como llamaban a aquel fenómeno los atacaba, siempre llegaban en los momentos mas inesperados, no podían explicar su naturaleza, algunos lo veían simplemente como la mano de dios que castigaba a las perezosas y otras como un ente poderoso abstracto que se salía de su comprensión, pero no se había logrado averiguar mas. Ella se quedo a pesar de todo frente a su compañera agonizante, no se movió ni un centímetro a pesar de que el Kirk paso rápidamente cerca de ella, no le tenia miedo a lo extraño y no era una cobarde, se quedaría allí hasta al final, su compañera no se merecía este final.

- ¡¡¡insensata!!! ¡huye!- le grito la moribunda, pero la otra no se movía, solo lloraba- ¡Sabes que así es siempre! ¡Déjame sola pronto seré reemplazada fácilmente!- dijo enojada y con ultimo esfuerzo

- ¡NO! ¡No es justo!, estoy segura de que tu vales mucho para morir así- respondió con sollozos

- ¿De que hablas idiota? ¡huye! ¡no te preocupes por mí! ¡vete!- gritó y al final de su ultima palabra callo muerta

- Tu no lo comprendías, pero solo quería ver que era lo ultimo que vislumbraba tu vista si la fría luna o a otra como yo a la que consideras insignificante, al final te parecías a mi aun que no lo creyeras- dijo mientras las lagrimas seguían cayendo

Sabiendo lo que tenia que hacer, la hormiga retornó a su hormiguero a dormir, la obrera número 268 pronto seria reemplazada.

domingo, 6 de enero de 2008

El opio religioso

Bueno un feliz año y empecemos con toda, ¿por que no con otra buena frase para reflexionar?, conocida y aplicable a todas las épocas.



- "La religión es el opio del pueblo" (Karl Marx)

Marx era ante todo un creyente de que la religión no era mas que otro medio de la burguesía para mantener controlado al proletariado, al lumpenploretariado y a la pequeña burguesía. así podía seguir ejerciendo su yugo sobre las demás clases y seguir teniendo la propiedad. El hecho de que la religión católica en especifico abogue por el sufrimiento personal en favor del otro, es una de las diatribas morales que mas ha influido para que Latinoamerica este en el estado que se encuentra. Aun que bueno, a grosso modo, la frase propone a la religión como un vicio peor que cualquier otro que hace que el ser humano entre en decadencia.

¿Que que opino yo? me guardo mis opiniones jejeje, aun que incluso los mas creyentes deben aceptar que hay algo de verdad en esta frase...o al menos de aparente verdad. Por que cuando se afrenta una religión de una forma fanática e intolerante con los demás esta se convierte casi en una droga, en una adicción, una que le da sentido a una vida difícil y sufrida. ¿Que donde se puede observar mas que todo este tipo de droga alucinógena? donde si no en las mismas clases populares. Invito de verdad a las personas a la tolerancia y a pensar bien en lo que creen, a reflexionar y analizar cada uno de sus dogmas y ver si han tomado la decisión acertada. En fin, cada quien con su rollo...

Carpe Diem