viernes, 30 de noviembre de 2007

La Sombra del Mundo


El hombre de bigote negro, sombrero, mirada interrogante y de descarados movimientos, se acerco a el. EL estaba parado, recostado sobre la pared fumándose tal vez su quinto cigarrillo. Sus viejos pantalones dejaban denotar su estilo descuidado y su cara mal afeitada no lucia mejor aquella tarde. Parecía pensativo y tranquilo

- ¿No lo comprendes verdad?- dijo sonriendo aquel molesto hombre- no puedes captarlo

- No necesito captarlo, el simplemente llega y se va, como la primavera y el otoño- respondió el otro tranquilamente y sin inmutarse

- ¿lo amas verdad?- pregunto el hombre

- ¿o tal vez lo odie no?, es igual...el odio y el amor no son mas que diferentes disfraces de una misma persona

- Pero eso no importa ya y tu lo sabes, deberías mover tu culo fresco e ir a buscarlo- dijo insistente el molesto hombre de bigote

- El vendrá aquí- respondió lacónicamente

- ¿Pero es que estáis loco? ¡Ni siquiera sabe que este lugar existe!- dijo exaltado

- Lo sabe, de alguna forma siempre lo ha sabido- dijo con una tranquilidad asustante

- HHH... me rindo con usted- dijo el hombre de bigote exaltado- entienda, tengo asuntos importantes soy un hombre ocupado y...- interrumpió al ver aquella cara conocida

Allí estaba detrás de la niebla, el hombre tenia razón, los había encontrado, el niño los veía con gracia, casi que se burlaba de ellos, aun que su sonrisa parecía ser mas sarcástica que por cualquier otro motivo. El niño se les acerco, vestía con unos pantalones que se cogían con tiras de cuero y una camiseta de cuadros verdes, tenia una pequeña boina, pero lo que inquietaba era sin duda la mueca que en estos momentos formulaba a los dos hombres que al parecer lo esperaban.

- ¿Donde estabas?- pregunto el hombre de bigote irritado, se dejaba notar el pequeño tic nervioso de su ceja-¡Lo esperamos hace rato!

- Haciendo mis deberes y la limpieza- respondió en tono de burla el niño- ¿no le parece suficiente?

- Vera usted, recuérdelo yo soy su abogado y...- alcanzo a decir el hombre

- ¿Abogado?, no creo que necesité una defensa...¿contra que la necesitó?

- Contra el mundo actual además usted...

- Mr. mundo actual no tiene energía suficiente para contenerme, ¡Mire le traje un regalo! un poco de mi ultima limpieza

El abogado profirió un agudo grito, la escena que se le presento fue horrible y lo recordaría cada vez que recostara su cabeza en una almohada y oyera el guerrero ruido del tren. Allí estaban empalados dos sujetos, el uno era un hombre mono, al parecer de un buen físico, tenia un collar de oro, que parecía representar la música que escuchaba, tenia una gorra, una camiseta larga, el abogado creyó recordar haberlo visto en una de las rumbas a las que asistían los jóvenes a la ciudad, imbuidos por un espíritu dionisiaco caían en las garras de todo lo que para el significa irracional, solo para luego darse cuenta que su vida se convertía en un constante cese de sentido y destrucción de su propio ser. Pero quien era el otro, ¡Era una mujer!, pelo negro, de gafas, vestida de blanco, bastante bonita, al parecer había sido una científica, representaba lo apolíneo, aquello donde la razón influía en cada una de sus perspectivas no dejando cabida a sus sentimientos o impulsos. Seguro que era alguna clase de bióloga o investigadora.

- Triste es en verdad todo esto- dijo el abogado a quien le salio una lagrima de su ojo izquierdo

EL se paro y fue por el niño. El abogado intento detenerlo.

- La comida pronto estará lista, te esperan en casa y debes descansar

- Entonces no se diga mas debemos irnos- dijo riéndose el niño

- ¡Esto no puede terminar así!- grito el abogado


Pero era demasiado tarde el niño y EL habían desaparecido en la nada...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena historia... muy bien escrita y te lleva hasta el final, es una buena secuencia. La verdad quedé algo confundida cuando la terminé de leer, nunca supe quiera él aunque me hice una idea, pero eso si me dejó o_o jejeje.

Escribes muy chevere, en serio.

¡Saludos!