martes, 29 de enero de 2008

El canto del Azulejo


¿Me habláis?, solías hacerlo, antes, cuando el rocío apenas caía triste y señalando la presencia del gran sol, veo que ya te has olvidado de mi existencia, no te culpo, tienes muchas que hacer, supongo que los pensamientos de bicicletas y de amores son suficientes para que yo pierda tu atención. Pero aun que no lo creas permanezco enraizada, sin moverme del mismo lugar que nos conocimos, cada vez siento que hago menos falta en este mundo y la única compañía que tenia se ha ido. Solo el trinar de los pájaros es la única música que me gusta oír, tan falsa era aquella farsa, aquella horrible melodía que producían aquellos artefactos de ustedes. No lo entiendo, supongo que soy la única que pensaba que el sonido de los animales, del viento, de mis pequeños dedos que caen suavemente en el pasto. Era una sinfonía digna de superar a Mozart, a Haydn o a cualquiera de esos murmullos explosivos que parecen bombas prontas a destruir la poca belleza que guardaba nuestro interior. Era triste tener esta perspectiva en soledad y solo compartirla conmigo misma o con la pequeña ardilla que pasaba, que me miraba con sorpresa para luego recluirse de nuevo en mi corteza donde tiene su hogar

¿Qué no entiendes cuando te hablo?, no es que no quiera hablarte, es que tu no quieres escuchar, te has acostumbrado demasiado al ruido que te rodea, al chocante sonido de esos mecanismos rodantes que llamas carros, al griterío y desorden de vuestra especie, ¿no es el silencio y la tranquilidad uno de los mayores placeres de los que puede sentir una criatura, una sensación de catarsis y renovación?, pero en cambio os comunicáis con gruñidos, gritos y con voces destructoras, no por como suenan sino por lo que dicen y así utilizáis un arma mas destructora que cualquier hacha a las cuales tengo pavor, su filo, su poder es mas penetrante que el de cualquier otro mecanismo de muerte, y es la palabra. El lenguaje no se le debería de dar a cualquiera, no es un don que deba usarse a la ligera, tal vez el hombre no se lo merece realmente. Y así siguen, movilizándose constantemente sin un objetivo y no llegando a ninguna parte hasta que sienten finalmente como sus ojos se cierran para morir.

¿Yo?, ¿Qué si me pasa lo mismo?, se que estamos a punto de desaparecer, se que el futuro no nos pertenece y tal vez tampoco a ustedes, pero he tenido una vida feliz y tranquila, nadie se ha metido conmigo, he visto como mueren mis hermanos, he visto como se convierten en vuestros adornos y juegos, en simples sillas para tu hermanito o en humo que se extingue en el cielo, ¡es terrible!, imagínate que te pasara eso a ti, que cogieran tus tripas, las colgaran en una pared solo para colocar un espejo y poder reflejarse en el, ¡vanidosos!, ¿no es el claro del agua el mejor reflejo que puede encontrar un humano?, pero nuestra muerte es necesaria y cara, para vuestra supervivencia ¿o me equivoco?.

Me di cuenta entonces que el muchacho se había quedado dormido, ya no me escuchaba, supongo que nunca lo hacia, pero le gustaba mucho venir a visitarme, tal vez por que en el fondo buscaba estar solo y este no era un sitio muy concurrido por los de su especie, quizás allá tampoco era querido. Solo los desdichados se daban cuenta de nuestra existencia, los demás parecían observarnos y creer que estábamos allí, pero para ellos solo éramos parte de una ilusión, de un espejismo, como si no fuéramos reales, por tanto no tienen por que preocuparse por nosotros. Allí dormitando, sumido en su propio mundo estaba el, no se lo que veía, tal vez solo tristezas y desdichas, enigmas sin resolver y su propio miedo en esencia, pero tenia una gran ventaja, aquí en esta tranquilidad, en este silencio podía el encontrarse consigo mismo poder charlar con la única persona que se le parecía ¿o tal vez no?, pero que al menos era el mas propenso a comprenderle, es decir el mismo.

Pocos valoran este tipo de detalles y pronto serán menos los que lo hagan…

- Antón, ¡Antón!, debemos regresar a casa- se sintió la voz de aquella niña chillona
- No, no quiero, déjame dormir- dijo somnoliento
- ¡Pero tenemos que seguir trabajando! ¡Papa nos va a matar!- dijo alarmada la chiquita
- No me importa, ya nada me importa, me he acostumbrado a sus palizas
- ¡Pero si no pedimos dinero ahora en el semáforo no tendremos que comer hoy! Por favor entiéndelo hermanito- siguió la pobre niña con gestos de ruego
- No hay nada mas cómodo que este lugar, nadie viene aquí y el siempre me recibe con sus raíces abiertas, a veces pienso que quiere hablarme…
- ¡Antón!, ¿te estas volviendo loco? Papa pronto estará aquí, lo hago por ti, si vieras el castigo que me dio la otra vez, fue horrible, solo recuerdo el dolor punzante de una cosa que entraba en mi cuerpo
- ¡Hermana! Olvidémonos de padre, no más latigazos, no más sufrimientos, ¡vivamos acá! No lo merecemos, a la final todas estos árboles son nuestros hermanos, son criaturas como nosotros, ¿Por qué no podemos vivir como ellos? Siendo la lluvia, el sol y el agua quienes nos provean nuestros recursos
- ¿De que estas hablando hermanito?- dijo por primera vez ella con curiosidad
- Al igual que nosotros ellos han sido abandonados por los demás, los humanos se han olvidado que existen así como los demás prefieren ignorar nuestra existencia, por que se les hace molesta, no quieren pensar en su decadencia, solo en su porvenir, ¡son tan egoístas!
- No lo se…- dijo dubitativa y con lagrimas en los ojos
- Piénsalo, solo recostemos, dejémonos abrigar por sus ramas y luego simplemente que pase lo que tenga que pasar, descansemos una sola vez para mañana mirar el sol con otra cara, para que nos sorprendamos de nuevo como si fuera la primera vez…
- Yo…
- Cuando vengo aquí, es lo único que me impulsa a vivir, eso y los folletos y libros que tiran a la basura, los relatos ¡Cuantos debe tener este bosque!, quisiera seguir viviendo mas de esto, seguir soñando…Ven hermanita, recuéstate conmigo.

Los hermanitos a pesar de estar en harapos se abrigaron debajo de una de mis raíces, trate de infundirles calor. Por primera vez en mucho tiempo había llorado, mi verde interior se había agitado, lagrimas de clorofila, lagrimas de sangre, lagrimas de dolor e indignación. Al final solo los mas débiles eran quienes nos querían, pero, ¿acaso no basta uno solo para sentirme orgulloso de exhalar el elixir de la vida?. Los alquimistas pensaron que la vida estaba en el interior de una pared fría y sólida y no se dieron cuenta lo que tenían en frente todo el tiempo delante de sus narices, la verde y amarga magia que abunda en nuestro interior. Los abrigue, ¡descansad niños!, aun puede que tengáis salvación, es hora de que penséis en vuestros sueños, es hora de que duerman quizá para siempre no lo podría decir, pero al menos hallareis la paz y quizás viajen a unas ruinas muy lejanas, naveguen por los mares como peces veloces e impacientes, vuelen por los aires como enormes cóndores que alcanzan la máxima altitud de una montaña y quizá al fin tenga una casa, un hogar, donde un fuego caliente los espera, muchos juguetes regados en el suelo y una vieja mujer que cuenta miles de historias y cada día los sorprende con una nueva y mas emocionante. ¡Si! ¡Así es! ¡yo os llevare ahí!, es entonces cuando oigo un ruido y un sujeto extraño se acerca, no suelo juzgar a los hombres, pero con solo ver su mirada furibunda, su agresiva postura y sus ansias de dolor y sangre me di cuenta que no era exactamente lo que algunos llaman “un buen hombre”. Con un cuchillo en su mano derecha y con rabia gritaba:

- ¡¿NIÑOS DONDE ESTAIS?! ¡VENID AHORA MISMO! ¡LOS COGERE A JUETE!

Solo le respondió el trinar burlesco de un azulejo

- ¡ANTON! ¡EMILIA! SALID DE UNA BUENA VEZ ¡NO ESTOY DE HUMOR! QUIERO DORMIR Y VER TELEVISION ¡USTEDES DEBEN TRABAJAR AHORA MISMO! ¡SALID DE UNA BUENA VEZ!

No hubo respuesta

- LOS MATARE LO JURO ¡SALID AHORA MISMO SI VALORAN SUS VIDAS!

Nadie salio y solo una pequeña brisa pareció pasar, el padre pareció no percatarse de ello.

- Esta bien niños- dijo el padre que seguía buscando- comprendo su juego, esta bien, los quiero mucho, perdonadme, les aseguro que he cambiado, mama volverá pronto pero ¡SALID!- dijo en el tono de hipocresía mas vil

Sin embargo, los infantes no acudieron a su llamada, cada vez mas furioso y aburrido llego al fin cerca de mis raíces y se dio cuenta de su presencia, grito furioso, afino su cuchillo, el viento soplaba cada vez mas fuerte y las pardas hojas se movían mas rápido. Entonces rápido, como un rayo, sin nadie que ayudara a los pobres niños me toco ver como el padre se lanzaba con aquella arma, ¿estaría ebrio? Era demasiado tarde, la sangre salpico todo, mi tronco lucio aquel horrible color fuerte, era el fin.

¿Fin? ¿Era realmente el punto donde se detiene la escritura de una historia? Inmune a las consecuencias de los actos más explosivos y degradadores de la conciencia humana. Efectivamente la sangre chorreo mi tronco, pero aquel color verdoso no era sangre de humano, había herido mi raíz, de la cual salía el verde de la clorofila acumulado, era el líquido de la vida. ¿Y los niños? ¡Habían desaparecido!, el papa no lo podía creer, estaba loco, empezó a lanzar patadas a todo y atropellos, luego asustado decidió largarse del lugar pensando que tal vez todo era consecuencia del alcohol que había digerido. Yo aun no lo comprendía, pero me alegre de que esto hubiera pasado, la tierra defendía a sus hermanos, yo realmente lo creía a si, mas a los que realmente son como nosotros.

Ahora yo creía que sabia la verdad, los niños habían estado abrigados debajo de mi raíz, ahora, ¿Dónde podían estar?, esperaba que entonces aquel hermoso sueño no hubiera sido entorpecido, vi entonces dos pequeños brotes, dos pequeños árboles que recién nacían a mi lado, entonces sonreí, eran mis dos hermanos que pronto se unirían a mi para disfrutar el canto del azulejo una vez mas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me encanta ese cuento!! te amo n_n