2 Parte: De un Nicuro a un Rolo
El viaje siguió tranquilamente, escuchaba mi mp3 que había cargado con warcry, sonata arcaica, luca turilli y soda stereo, viendo los bonitos paisajes de mi departamento, hermosas e imponentes montañas que además de ser nuestro orgullo son admiradas por todos los que vienen a Antioquia, unas montañas que alguna vez nos encerraron y nos alejaron del mundo, casi siendo como japoneses encerrados en nuestra propia cultura y especie de medioevo, pero de alguna forma las montañas me hacen sentir lo verde, lo poderoso de nuestra pujante y extraña cultura diferente de todas aquella especie de salpicón de especies humanas que encontramos en nuestro país, nuestro país es rico en fauna, pero también en especies humanas de todo tipo. El pastuso empezaba a gritarle a los camiones y hacerle gestos con la mano para que pitaran y de repente la botella de aguardiente empezó a rondar por mis manos ¡Valla si que se habían venido preparados! Me di algunos trago pero decidí que lo que menos quería en esos momentos era embriagarme así que por cortesía muchas veces disimule que tomaba, muchos de mis amigos si se prendieron y pronto con el calor se alborotarían, así canciones y chistes rondaban por el lugar. El calor era cada vez más agobiante y me empecé a sentir pegotudo y algo sudado, el clima del trópico es definitivamente horrible, siempre he preferido el frío incluso en las personas.
Así llegamos a Honda, durante la conquista y el siglo XIX uno de los mayores puertos de mi país debido a su ubicación cerca al río Magdalena (principal vertiente y comunicador de nuestro país) y la cercanía con la capital de la republica. Así en algunas de las guerras que hubo en el siglo XIX Honda era un importante baluarte para cualquiera de los bandos beligerantes en cuestión. En este gracioso sitio lleno de centros de recreación con piscina decidimos almorzar, yo pedi un bagre, hace rato que no comia pescado y este era un buen momento. Un amigo, Alejo, que se dejo llevar del nombre de la comida y de la dueña del estadero pidió “Nicuro”, un pescado que como su nombre lo indica resulto no tener “Niculo” de carne, asi almorzó muy mediocremente y nos burlamos de el un rato, además de que vimos un perro igualito al pastuzo, igual de flaco y gamin. Así partimos de nuevo, el último trayecto del camino la pase leyendo el libro de Ambrose Bierce sobre “aceite de perro y otros cuentos macabros” un libro bastante bueno y con una narrativa muy oscura. Pedro se arrepintió del cambio de puesto que hizo pues ahora yo iba acostado y bastante cómodo pues mi compañera de puesto se había ido, yo lo mire con cara de triunfo y satisfacción.
Asi se me fue el tiempo volando, mientras mis queridos compañeros seguían en su recocha y estado de ebriedad, el pastuso casi le estalla la vejiga e hizo parar el bus una vez y luego orino como dos veces. Pronto empezamos a sentir el frio y llegamos a Bogota donde un anuncio nos decía a que consecuencias teníamos que atenernos al entrar en la nevera “por favor abríguese usted esta entrando a Bogota” proclamaba y resulto ser cierto por que pronto me tuve que colocar un buso o saco, como deseen llamarlo. La monstruosa metrópoli del tamaño de 4 veces Medellín nos daba la bienvenida, el pastuzo ebrio e hincha del nacional a morir, empezó a gritarle a los rolos (un rolo es un habitante de la capital): “¡feos! ¡indios!” “Ja, nosotros tenemos metro y ustedes no!” o cuando vio una escultura de Botero (el artista que dibuja pinturas obesas y gordas) grito: “¡nosotros tenemos muchas como esas en Medellín! ¡Ustedes nada mas tienen una!” todos lo miramos feo y le pedimos que se callara o nos metería en problemas, el profesor abdujo en broma que de venida tendríamos que amarrar al pastuso o en su defecto dormirlo a punta de Mareol. Aclaro antes de proseguir la diferencia entre la población de la capital y la de mi ciudad Medellín, en Antioquia debido a las minas de Zaragoza, Cáceres y Santa Fe de Antioquia se trajeron negros del África para que las trabajaran y los conquistadores españoles eliminaron a todos los indígenas, así que la herencia antioqueña es un su mayoría de campesinos blancos de Asturias y el país Vasco (norte de España), una gran parte judía y desde luego una pequeña parte negra, pero no tenemos herencia indígena. Los capitalinos descienden de los muiscas uno de los mas grandes culturas indígenas de Latinoamérica luego de los aztecas, los mayas o los incas y por lo tanto sus rasgos son muy aindiados, he aquí el porque de algunos de los insultos y prejuicios del pastuso y de mucha población colombiana, aquí termina el paréntesis.
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1 comentario:
Lo bueno es que habrá segunda parte muy pronto n_____n
Gracias por pasarte por mi blogcito ¬¬ de veras no te imaginas que tedio es lidar con los "spammers"
Ya estás vinculado a mi blog, por cierto.
¡Saludos!
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